En anteriores entradas hemos comentado algunas de las patologías más comunes que provocan síntomas de vértigo y mareo. El vértigo posicional paroxístico benigno, el vértigo cervical y la neuritis vestibular. A pesar de que estas patologías tienen causas diferentes, existe una parte del tratamiento que será fundamental en todas ellas. Nuestra próxima entrada trata de esta parte común: el ejercicio terapéutico en el vértigo.

¿Cuáles son los objetivos del tratamiento?

Los objetivos del tratamiento con ejercicio terapéutico en el vértigo serán principalmente tres:

• Disminuir la sensación de desequilibrio, mejorando así la seguridad y equilibrio durante la marcha.
• Disminuir la oscilopsia (visión borrosa durante el movimiento de la cabeza).
• Mejorar el estado físico general. Permite volver progresivamente a la realización de las actividades de la vida diaria.

Para ello, se evaluará a cada paciente y se planteará un programa de ejercicio terapéutico teniendo en cuenta los diferentes aspectos específicos necesarios.

¿Cuáles son los mecanismos de recuperación?

Para entender cómo nos ayuda el ejercicio con este tipo de casos tenemos que entender que existen diversos reflejos invlucrados. Estos reflejos regulan y coordinan nuestro equilibrio y posicionamiento en el espacio. Algunos de los reflejos más importantes son:

• El vestibulo-espinal: se encarga del mantenimiento de la postura.
• Reflejo vestibulo-ocular: estabiliza la visión durante el movimiento de la cabeza. Esto ocurre gracias a la excitación de los canales semicirculares del oído.
• El reflejo vestibulo-cervical: al igual que el anterior, ayuda a la estabilización de la visión con el movimiento de cabeza. En este caso, se activa con la excitación de receptores que existen en la columna cervical.

Normalmente cuando existen síntomas de mareo y vértigo uno (o varios) de estos reflejos está alterado. Mediante la entrevista y exploración, podemos determinar cuál de ellos es más relevante en cada caso, ya que cada uno se trabajará con diferentes ejercicios. Por ejemplo, en el vértigo cervicogénico será más común la alteración del reflejo vestibulo-cervical. Sin embargo, en el vértigo posicional paroxístico benigno es habitual la alteración del reflejo vestibulo-ocular.

Programa de ejercicio terapéutico en el vértigo

Una vez tengamos claros cuáles de estos reflejos presentan una función alterada, desarrollamos un programa de estimulación progresivo. Su objetivo será una estimulación gradual. La evidencia científica nos dice que esto tiene tres mecanismos de actuación:

• Adaptación: el reflejo alterado vuelve a ajustarse gracias a su estimulación progresiva.
• Compensación: los ejercicios también refuerzan otros mecanismos que intervienen en el equilibrio. Por ejemplo la visión o la información que llega de las articulaciones y nos ayuda a posicionarnos.
• Habituación: la exposición a los movimientos o posiciones que provocan síntomas reduce los síntomas si se realiza de forma repetida. Esto se debe a mecanismos del Sistema Nervioso Central.

Por último, un caso específico será el mareo cervicogénico. Además de trabajar los posibles reflejos alterados, será necesario actuar a nivel de las estructuras cervicales. Por lo tanto, puede ser necesario realizar ejercicios para aumentar la movilidad de la columna o reforzar la musculatura que la estabiliza. Os proponemos los ejercicios que usamos en la cervicalgia.

Hemos realizado unos sencillos vídeos en los que trabajamos cada uno de los reflejos que hemos comentado. Además, hemos añadido un ejercicio para fortalecer la musculatura del cuello. Si quieres visualizarlos, aquí tienes el enlace a nuestra página de Facebook.

Desde Raquel Galindo Fisioterapia, especialistas en ejercicio terapéutico, esperamos haberos ayudado con estas entradas sobre el vértigo.